Hace 21 años, dos jóvenes directores lograron con un puñado de dólares, entre 35.000 y 60.000 (que aumentaron hasta 750.000 en posproducción), que su debut, una película de tan minúsculo presupuesto y rodada como si fuera un falso documental, se tradujera en un descomunal taquillazo. Además de materializar el sueño de cualquier ejecutivo de Hollywood, mínima inversión y beneficios de órdago. Era El proyecto de la Bruja de Blair y que además crearía escuela, iniciando la moda de los mockumentaries y las historias con supuestos “metrajes y vídeos encontrados”.

Pese a ello, ni Eduardo Sanchez ni Daniel Myrick volvieron a repetir, ni por asomo, hazaña similar. Tampoco legarían a participar en alguna producción de género con un presupuesto mucho más abultado. De hecho, Sanchez se ha mantenido activo gracias a la televisión, medio en el que dirigido episodios de varias series, como en Sobrenatural o Queen of South. Y en cuanto a Myrick, algunos vídeos y cortos y un par de largometrajes más, Solstice y The Objective de 2008, sin apenas repercusión.

Pero doce años después ha vuelto, también en solitario y recurriendo a la fórmula que tan bien le funcionó hace más de dos décadas con Skyman. Solo que esta vez en lugar de bosques malditos la historia tratará sobre ovnis. La verdad sigue estando ahí fuera, y el contacto con seres extraterrestres se ha convertido en una obsesión para Carl Merryweather (Michael Selle) desde que con diez años, en 1987, aseguró haber sido visitado por un alienígena. Su vida ha estado marcada por ese hecho, y ahora podría encontrar el sentido de todo ello ante la posibilidad de volver a reunirse con ese ser procedente de otra galaxia.

Estilo documental, vídeos caseros, entrevistas, noticiarios de la época y todo rodado con ese toque amateur de cercanía y veracidad. Así lo podemos comprobar en el tráiler.

https://youtu.be/2puJHttE8-s