El 10 de octubre, Casanella salió en bicicleta y sin celular para evitar que se lo destruyeran como la vez anterior que lo detuvieron. Cuando llegó a la calle de la sede del Movimiento San Isidro (MSI), a las 4:20 PM, la hora acordada para reunirse un grupo de activistas en el Concierto por la Libertad, se encontró con otro «acto cultural».

«Había una fiesta tremenda, con personas bailando en el medio de la calle, sobre todo mujeres, música muy alta… O sea, una cosa que en las condiciones actuales [de la pandemia] era para que se prohibiera. Atravieso el tumulto con la bicicleta en la mano, hasta que llego a la puerta de casa de Luis Manuel [Otero Alcántara], que estaba cerrada, con cadena y candado. Cuatro o cinco agentes de la Seguridad, vestidos de civil, vienen hacia mí y, cuando ven que soy yo, comienza la tremenda violencia», relató Casanella. Apuntó que al ir sin celular se ensañaron. «Cuando ellos ven que tienes el móvil se cuidan más, se limitan para no dar mala imagen».

Casanella fue arrestado violentamente por varios oficiales, como le pasó también el 11 de mayo de 2019, durante una marcha LGBTI independiente. «Esta vez no me partieron la cabeza, pero sí me cogieron entre varios por los brazos, por el cuello, y me esposaron muy apretado, porque el 11 de mayo yo me safé».

Después de tantas detenciones los activistas cubanos ya están preparados para lo que les espera cuando deciden salir a manifestarse. «Yo me metí mi cepillo de dientes en el short por si tenía que dormir en el calabozo», relató el científico cubano Oscar Casanella a DIARIO DE CUBA, rememorando la represión del pasado 10 de octubre.

De otras experiencias Casanella ha aprendido que mejor ir en short, porque «pasa mucho calor en los calabozos» cuando lleva pantalones.