Muchas personas saben que las baterías, los celulares y los focos incandescentes ya que han dejado de funcionar no deben ser botados a la basura con el resto de los desechos del hogar.

Pero una vez separados, desconocen qué hacer con estos residuos ni a dónde llevarlos, así que terminan en el mismo lugar.

Lo que muchas veces no saben es la razón detrás de esta diferenciación y los riesgos que conllevan la mala disposición de estos desechos.

¿Qué peligro representan?

 Los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), también llamados residuos posconsumo, son todos aquellos dispositivos electrónicos o eléctricos que han llegado al final de su vida útil y pueden ser considerados obsoletos.

Los residuos electrónicos incluyen una amplia y creciente gama, que va desde aparatos domésticos voluminosos (refrigeradores, climas, equipos de sonido), hasta teléfonos celulares, computadoras y demás aparatos electrónicos de consumo desechados por sus usuarios.

Estos residuos contienen cantidades mínimas de materiales peligrosos. Sustancias tóxicas como plomo, cadmio, cromo, mercurio, selenio, cobalto y arsénico pueden ser encontrados en tarjetas de circuitos, monitores e interruptores y baterías de computadoras portátiles.

Durante su uso, esto no representa peligro, pero cuando su vida útil termina estas sustancias pueden empezar a filtrarse; y si fueron desechados en el suelo, al aire libre o en cuerpos de agua, acarrean un grave impacto al medio ambiente.

Es por eso que es necesario no tirarlos al medio ambiente y dejarlos en lugares especializados.

Si este tipo de residuos no recibe un manejo adecuado, los materiales tóxicos pueden ser liberados al ambiente, contaminando el suelo y cuerpos de agua.

Aunque hay muchas empresas particulares que ofrecen el servicio de ir al domicilio por los desechos electrónicos voluminosos, desafortunadamente no hay un centro de acopio oficial de gobierno para este material.

Sin embargo, dependencias como la Secretaría de Desarrollo Sustentable organiza eventos en conjunto con empresas locales donde se puede dejar la basura electrónica.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en 2014 se generaron en nuestro país alrededor de 358 mil toneladas de este tipo de residuos electrónicos, lo que nos proporciona un indicador de 3.2 kg per cápita.

El INECC estima que del total de residuos electrónicos generados en México se recicla sólo el 10 por ciento, mientras que un 40 por ciento permanece almacenado en casas habitación y bodegas.

Por su parte, el otro 50 por ciento de la basura electrónica llega a estaciones de transferencia o a manos de recicladores informales (chatarreros), rellenos sanitarios o tiraderos no controlados.

 

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