Dice un meme que se ha viralizado en las redes que soy un xennial. Esa es la etiqueta que nos han puesto a los que nacimos entre 1978 y 1983, cuando se estrenaron las pelis buenas de La Guerra de las Galaxias, que ni somos millennials ni de la Generación X. Nuestro primer móvil fue un Nokia ladrillo que llevábamos a la universidad e Historias del Kronen era solo esa novela guarra que le robábamos a nuestro hermano mayor, así que nos quedamos en el medio. Somos una microgeneración bisagra. El meme con nuestras características se habría compartido con menos orgullo si se hubiera incluido una frase contando que no nos va tan bien. Los de la Generación X son ahora nuestros jefes, ansiosos por incorporar a la plantilla millennials con las claves para comprender el mercado digital. Nosotros fuimos becarios un montón de años, aunque nos lo merecíamos, que nos habían dejado estudiar a todos y montamos atasco. Cuando al fin conseguimos ser mileuristas, llegó la crisis y nos envió de vuelta a la casilla de salida. Los xennials ya estábamos mayores para emprender en YouTube, así que aceptamos bajadas de sueldo y contratos como falsos autónomos. También nos hemos acabado conformado con las ventajas de vivir para siempre de alquiler. Cuando tuvimos edad de pedir una hipoteca, los bancos ya habían cortado el chorro; ahora que lo han vuelto a abrir, tenemos demasiados años para poder pagar una casa antes de jubilarnos. Ya se sabe que la inestabilidad laboral y el resto de áreas de la vida son vasos comunicantes, así que la crisis nos la llevamos a todo. Las parejas que sobrevivieron al bache se saltaron la boda, que costaba un dineral tanto celebrarla como que te invitaran. Los hijos de los xennials están llegando mucho más tarde de lo habitual, en la frontera de los cuarenta, y pocos pasan de la parejita que se quedará huérfana antes de que cumplan la edad con la que les trajeron al mundo. La esperanza de vida se está alargando, pero milagros aún no ha dado la ciencia. Somos una generación que está llegando tarde incluso a su definición. Se nos acuñó como xennials en 2014 en un artículo de la web Good, pero no nos hemos enterado de que lo somos hasta ahora, que nos lo han puesto en un meme. En realidad, solo es una etiqueta más para colocar en las estanterías productos que lanzar a compradores objetivos, de esas excluyentes que llevan a generalizar erróneamente. Habrá millennials que se sientan xennials y muchos de los de la X que no sepan que Reality Bites la dirigió el de Zoolander. En realidad, a todos los que estamos intentando hacernos mayores en un mundo digital que construyeron generaciones analógicas deberían ponernos la misma etiqueta: la de generación de supervivientes.