Netflix quiere meter sus tentáculos en todos los lugares que pueda (chiste de hentai). Por eso ha invertido en producciones originales de anime, para encontrar en todos los nichos posibles de los consumidores dispuestos a pagar. Y la expansión de Netflix hacia otros campos no sólo va para los clavados; quiere atrapar el ojo de quien sea que se dé una vuelta en las pestañas de contenido original.
El sexo y la violencia son lugares comunes en algunos mangas, pero el sexo grotesco y la violencia desmedida de esta serie son algo nuevo para alguien que viene de ver Godzilla (la serie de Netflix con el monstruo más grande de la saga). El estado medianamente drogado en el que te mantiene Devilman se deriva de sus visuales impresionantes, su trama envolvente y que cada vez se pone más y más oscuro y sangriento y que los personajes kawaii y espeluznantes conviven en cada cuadro.
Definitivamente no es un anime para cualquiera, sobre todo por la violencia visual que te ataca seguido, pero una vez que superas esos ataques, y si la exposición sexual de adolescentes masturbatorios no te espanta, no puedes dejar de ver qué demonios, literalmente, está pasando. Además, el tema musical ha inspirado un. Millón. De. Memes.