Como dos grandes dioses venerados por sus fieles, así aparecieron hoy Beyoncé y su marido, Jay-Z, en su concierto en Londres, en donde, como una pareja de tortolitos, no escatimaron muestras de cariño sobre el escenario.

El Estadio Olímpico de Londres, hogar del equipo de fútbol West Ham United, con capacidad para 66.000 espectadores, se llenó esta noche en la cuarta parada de la gira «On the Run II» que el matrimonio inició el pasado 6 de junio en Cardiff (Gales). Su actuación, de más de dos horas y media, fue una oda a ellos mismos, al amor que se profesan y a su relación, que no siempre fue tan idílica como ahora.

El rapero y la diva del pop no solo coparon el amplio escenario -acompañados en muchas ocasiones de expertos bailarines- sino que las tres pantallas gigantes que tenían detrás mostraron sucesivas imágenes de los dos. Ellos en la cama, ellos en la playa, ellos montando en moto, ellos mirándose, ellos acariciándose… ellos en todo tipo de situaciones mientras iban desglosando un repertorio de 40 canciones de sus dos exitosas carreras.

Atrás quedaron las infidelidades del rapero a la diva, que el mismo reconoció en su tema 4:44, y que han sustituido por lemas como «Love never changes» (el amor nunca cambia) o «Love is universal» (el amor es universal) y que podían leerse en los luminosos. La pareja se centró en la composición musical para superar su crisis matrimonial y de ahí nació «Lemonade» el último disco de Beyoncé, segundo mas vendido del mundo en el año 2016 (más de dos millones de copias), solo por detrás del «25» de Adele, que consiguió vender 4,6 millones.

El momento más íntimo de un show que derrochó megalomanía, vino de la mano de uno de la baladas más memorables de la estadounidense, de 36 años, titulada «Resentment» de su segundo disco «B’day» (2006), con la que la multitud contuvo la respiración. En cambio, la soltó a base de alaridos en el más álgido de la velada, cuando comenzaron a sonar los reconocibles primeros acordes de la que es, probablemente, una de las canciones más míticas de la artista, «Crazy in love», de su álbum debut en solitario «Dangerously in Love» (2003).