Boris Johnson desencadenó una crisis política en el Reino Unido al anunciar su dimisión como líder del Partido Conservador. Su marcha dará paso a unas elecciones, que podrían dar lugar a que el partido contrario gane el poder y formen su propio gobierno, algo que no se veía desde hace muchos años.
«Reconozco que éste puede ser mi último trabajo ministerial, pero creo que vale la pena luchar por estos estándares y por eso dimito», mencionó el ex ministro.
Más de 50 miembros del Gobierno han dimitido en protesta por la gestión del Brexit por parte de May. Entre ellos, el secretario de Irlanda del Norte, Brandon Lewis, la secretaria del Tesoro, Helen Whately, y el ministro de Seguridad, Damian Hinds
«El público espera, con razón, que el Gobierno se conduzca de forma adecuada, competente y seria», dijeron el ministro de Sanidad Sajid Javid y el ministro de Economía Rishi Sunak sobre la carta de dimisión.
La administración de Johnson ha sido objeto de críticas durante meses, con numerosos escándalos que le atribuyen. Se enfrenta a multas y auditorías de su propio gobierno por las fiestas ilegales celebradas en Downing Street durante una época de pandemia en la que la gente debería haber sido puesta en cuarentena si no hubiera muerto o enfermado antes; éste es sólo un ejemplo entre otros, incluyendo que varios de sus diputados fueron acusados por escándalos sexuales.
