Los sistemas de memoria del cerebro están en su momento más eficiente a finales de la adolescencia y en la temprana juventud. En esas épocas también experimentamos muchas cosas por primera vez, lo que las hace particularmente memorables

Sin embargo, la razón clave por la que siempre volvemos a las canciones y anécdotas de este periodo de nuestras vidas se debe a que ellas nos recuerdan quienes somos.

Durante estos años formativos tomamos muchas decisiones fundamentales que marcan nuestras vidas, iniciamos relaciones significativas de larga duración y establecemos las creencias culturales y políticas que forman nuestra identidad.

Cuando a las personas se les pregunta por la música que es importante para ellos, con frecuencia eligen canciones que están asociadas con momentos, lugares y personas importantes, quizá con sus primeras vacaciones lejos de sus padres, un encuentro crucial con su futura pareja o un momento de autodescubrimiento.

Los temas musicales que asociamos con bodas, nacimientos y funerales también son muy comunes, al igual que las referencias culturales.

Una explicación posible de este choque de reminiscencia musical es que la gente tiende a escuchar más música durante este periodo de sus vidas.

La música tiene una capacidad intrínseca para regular las emociones: Estas canciones naturalmente quedan incrustadas entre nuestros recuerdos importantes, tanto positivos como negativos.

En nuestros experimentos, la gente con frecuencia escoge canciones que han escuchado durante momentos difíciles y tristes, así como aquellas vinculadas con experiencias mejores.

Estas melodías parecen servir como un recordatorio importante de las luces y sombras emocionales que le dan significado a la vida.

La música también tiene un rol fundamental de vinculación en muchas relaciones adolescentes, sea con familiares, amantes o amigos.

En nuestro análisis de Desert Island Discs hallamos que una de las razones más frecuentes detrás de la selección de canciones de los invitados era que les recuerdan a una persona en particular, con frecuencia uno de sus padres o una de sus parejas.

Incluso se ha llegado a sugerir que podría existir un «choque de reminiscencia en cascada».

La psicóloga musical Carol Krumhansl ha demostrado que los adolescentes tienen una mayor capacidad para reconocer las canciones que vienen de los periodos reminiscentes de sus padres y abuelos.

 

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