Rihanna comenzó su espectáculo de medio tiempo del Super Bowl #57 en una plataforma suspendida sobre el campo mientras vestía un hinchado traje de cuerpo entero rojo brillante.
La acompañaban bailarinas con trajes blancos, parecidos a la ropa de esquí, que se movían en sincronía sobre sus propias plataformas suspendidas y bailaban sobre el escenario rojo como su traje.
Durante su actuación no hubo cambios de vestuario ni de decorado y se mantuvo fiel a un tema con colores consistentes proyectados sobre el escenario.
A medida que más bailarines llenaban el campo, más avanzaban los fuegos artificiales y las luces del escenario, donde Rihanna regresó para cantar «Diamonds» al final.
Su espectáculo marcó su primer evento en directo desde que se convirtió en madre hace nueve meses, tras siete años de ausencia de actuaciones en directo.