Esta es la historia de una mancuerna perfecta: palomitas & cine, y de por qué este peculiar alimento se volvió indispensable para disfrutar las películas.

Ver una película en el cine sin palomitas es como quedarnos con la mitad de la experiencia. Y es que una de las razones por las que seguimos yendo al cine, incluso en esta época en la que tenemos tantas opciones y plataformas para disfrutar las películas en casa, es precisamente la experiencia completa: la oscuridad, la gran pantalla, el sonido, y, claro, las palomitas.

Aunque lo anterior puede sonar romántico, lo cierto es que el éxito de las palomitas en el cine está lejos de acabar, incluso con los altos precios en las dulcerías. Pero ¿cuándo comenzó esta costumbre o tradición de comer palomitas en el cine y por qué nos parecen dos elementos casi indivisibles? Esto se debe a una curiosa historia en donde se combinaron varios elementos: un invento, una época difícil y la expansión de un formato al resto del mundo.