Si alguna vez has estado en un largo viaje en avión, lo más probable es que estés familiarizado con el cansancio y la confusión que se presenta una vez que llegas a tu destino. Este sueño letárgico y la condición de pesadez se denominan “jet lag”, y es común en los viajeros que se están adaptando a nuevas zonas horarias. Conoce más sobre este efecto y por qué nos afecta un largo viaje en avión.

El Jet lag es el resultado de interrupciones en los ritmos circadianos conocido comúnmente como el reloj biológico del organismo. Este reloj interno, funciona en un horario promedio de 24 horas y es el responsable de controlar el sueño, la vigilia y una serie de otros procesos fisiológicos, incluyendo el hambre, la digestión, los movimientos intestinales, la presión arterial y la temperatura corporal. 

Los cambios en el ambiente, particularmente los cambios repentinos a la exposición de la luz cuando viajamos a través de las zonas horarias, y la temperatura cuando nos exponemos drásticamente a otros climas, pueden afectar dramáticamente estos ritmos, causando estragos en la mente y el cuerpo.

Los ambientes presurizados de los aviones también pueden contribuir al jet lag. Ciertamente, las cabinas de los aviones contienen un montón de oxígeno para los pasajeros, sin embargo, la presión barométrica dentro de un avión es muy baja, lo que significa que el torrente sanguíneo deja de percibir entre el 5 y el 20 por ciento de oxígeno. Tener menos oxígeno fluyendo a los órganos vitales puede proporcionar una sensación de lentitud y un efecto de deshidratación, exacerbando la sensación de sueño.

Aunque no se puede controlar la cantidad de oxígeno en las cabinas de los aviones o las interrupciones importantes en el reloj biológico del cuerpo, hay otros factores que sí se pueden controlar. Por ejemplo, mantenerse hidratado a lo largo de un vuelo puede ayudar a reducir los efectos de somnolencia y de dolor de cabeza, como dormir lo suficiente en los días previos al viaje.

Tratar de evitar las comidas pesadas, el alcohol y la cafeína durante el viaje, también es una forma de contrarrestar los efectos del jet lag, ya que éstos tienden a hacer más difícil la digestión y el descanso. Al llegar al lugar de destino, es recomendable exponerse un buen tiempo a la luz del sol, este efecto ayudará al cuerpo a reajustar el reloj interno, haciendo que sea más fácil superar el desfase del horario.