Veintidós años, estudiante de la Facultad de Jurisprudencia de la UAdeC. Todo un futuro que se topó con la tristeza de un trastorno que en su forma más grave lleva a la pérdida del interés por vivir: la depresión.

El suicidio número 66 del año en Saltillo es más que una estadística. Al igual que los 65 precedentes, es un silencioso grito de alarma: la cifra coloca al 2017 como el peor en los últimos tres años.

Una hora antes de darse a conocer el fallecimiento de Alexis Jatniel Muñiz Solís, VANGUARDIA realizó un ejercicio que confirmaba la soledad en la que se encuentran las personas con tendencias suicidas: el teléfono dio tono, pero en la Línea de la Vida nadie contestó.

La llamada era parte del seguimiento a los casos 64 y 65, ocurridos el martes, un hombre de 28 años y una mujer de 34. El 01 800 822 3737 habilitado por la Secretaría de Salud para dar atención psicológica en situación de vulnerabilidad nos dejó ‘morir’ en dos ocasiones.

La depresión parece ser una constante. Yahaira Guadalupe Vázquez la padecía y estaba en tratamiento, según la versión de su pareja, quien la encontró colgada en su casa antenoche. Alexis Jatniel llevaba cinco años sufriéndola, reveló su abuelo tras hallarlo inerte cerca del mediodía de ayer en el hogar que compartían.

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